Me siento honrado y muy afortunado por poder compartir meditaciones con un grupo tan especial como es La Tribu. Personas, almas, bellas con ganas de expandir el amor, la luz y la consciencia por todo el universo y cómo mejor que a base de meditaciones.
Os recuerdo que las meditaciones grupales son maravillosas, se siente la energía del grupo a pesar de que no se conecte en directo. Es el fenómeno de la No-Localización cuántica, la frecuencia del amor no entiende de espacio ni tiempo, por eso en los grupos de meditación la persona con la frecuencia más alta hace que las personas con la frecuencia más baja suban, se equilibren al alza. Meditar es un acto de amor incondicional: por mí y por todos mis compañeros.
Gracias, Tribu, por permitirme Hacer/Ser.