Hemos creado este cuento entre Inés Ferrández, Bea Ramos,
Victoria Eugenia Ramos, Belén de la Fuente, Manuel Vizoso, Erika LaFountaine, Cris Rúiz, Graciela Ester Autelli y yo, Jose Escudero Ramos, el día 15 de enero de 2018
Angeles en la nieve
“Feliz día” es lo primero que escuché esa mañana fría de invierno.
Era muy temprano, Louis me trajo el desayuno a la cama, me miró a los ojos y me dijo con una gran sonrisa “Hoy es un gran día para vivir !Prepárate! Nos vamos de aventura!”
Nos levantamos, nos vestimos y juntos salimos a respirar el aire gélido de su ciudad.
De un salto traspasamos la puerta cogidos de la mano.
Copitos de nieve se posaban sobre nosotros….!Está nevando! Nos miramos sorprendidos y felices.
¡Feliz Lunes, José! Dije a nuestro vecino, quien estaba retirando la nieve de la rampa para poder sacar el coche del garaje.
¡Feliz día, José! ¡Te quiero! Gritó Louis después de que nos devolviese los Buenos días, con un una hermosa sonrisa.
Continuamos paseando y nos cruzamos con Vanesa quien saludo a Louis “Buenos días, ¿Cómo está tu hermano, Louis? Hace tiempo que no le veo, mándale un abrazo de mi parte”.
“Así haré” respondió con su hermosa sonrisa que cautiva a todo aquel que la recibe.
Seguimos nuestro paseo.
Llegamos a un parque donde se había acumulado una gran cantidad de copos de felicidad. Nos miramos y sin mediar palabra alguna pero diciéndolo todo, nos tumbamos sobre la nieve e hicimos el angelito. Moviendo brazos y piernas volamos sobre la nieve.
Que sensación tan hermosa. ¡Volar! ¡Volar sobra la fría superficie y sentir el corazón ardiendo!
De pronto vino Rosell, alumna de mis clases de improvisación. Al vernos volar sobre la nieve se rió pero enseguida se quiso disculpar por su actitud en nuestra última clase “Profe, te prometo que iba a seguir pero es que tenéis todos una lengua…”
“Hazlo… Por favor, tienes que intentarlo. En la próxima clase continúa. La verborrea de tus compañeros te tiene que ayudar a crear pero para eso has de creer en ti primero. En todas tus capacidades”.
Rossell se sintió más feliz al escuchar mis palabras y continuó su camino.
Y de repente…!!!Mirándonos a los ojos!!!!!! Louis y yo comenzamos a rodar calle abajo, nos agarramos fuerte el uno al otro mientras nos rebozábamos con la nieve como si de unas croquetas por harina se tratase, hasta que topamos con las piernas de una elegante señora.
“!Ups,perdone!!! Me disculpé mientras Louis me interrumpió “Querrás decir Gracias, amor, ¡Gracias de todo corazón! Gracias porque no veíamos el final dando vueltas!”
La elegante señora de piernas fuertes y salvadoras miró hacia sus pies sin saber si nos estábamos riendo de ella o si… “Esos ojazos que miran desde allí abajo, están llenos de gratitud” dijo.
Nos tendió la mano y nos ayudó a incorporarnos. Todos estábamos muertos de risa. !Gracias!, repetimos llorando de felicidad y emoción.
Tras ponernos en pie, decidimos que ese día lo dedicaríamos a sonreír a la gente, a regalar felicidad y a disfrutar el momento. Y así hicimos, seguimos calle abajo repartiendo felicidad y ¡Buenos días! a todo aquel con quien nos cruzamos.