Hay veces en que los trabajos son pura rutina pero cuando el universo conspira a tu favor se juntan elementos que hacen que sea un trabajo especial en un día mágico.
El trabajo en cuestión es un reportaje de una obra terminada y en pleno funcionamiento. Me ha contratado la constructora para ir a hacer fotos a una empresa química, «molestándoles» en su actividad normal. Me atienden en recepción, una señora que luego me entero hace también terapias energéticas, llama a su compañera, una joven encantadora que me acompaña y facilita el trabajo con una sonrisa.
Conversamos muy a gusto. Les paso mis datos y estoy seguro de que me volverán a llamar para hacer más cosas porque ha habido química., jajaja, nunca mejor dicho.
El trabajo rutinario puede llegar a ser muy enriquecedor, no solo para el bolsillo, también para el alma y ese es el que más me gusta.
Gracias, universo, por hacerlo posible.