Hace unos días asistí al encuentro que la Asociación de Servicio Reiki organiza cada año. Maestros de toda España nos reunimos en torno a talleres y paseos de convivencia en donde podemos compartir experiencias y, de paso, conocer a las personas que hay detrás de los “personajes Maestros”. Siempre es un placer escuchar al prójimo tal y cual es, tal y cual somos.
En está ocasión me llevé una gran sorpresa porque pude conocer al maestro de mi maestra María.
Sin yo saberlo, Manuel era una persona especial en mi vida porque su enseñar ha llegado a mí a través de María y en verdad verle en persona y escucharle me ha servido para recordar e integrar la gran sabiduría de la energía Reiki.
Manuel hizo un taller de cantos Om Shanti que resonó en los corazones y las Almas de los que allí estábamos, de hecho, todavía vibran mis tres cuerpos (físico, mental y espiritual) cuales campanas tibetanas. Esa es la armonía del amor.
Durante el encuentro, Manuel dijo una frase que me llegó muy adentro, me hizo reflexionar, y quiero compartir todo ello, frase y reflexión.
El Reiki no es una herramienta que se usa con diversos fines, Reiki son como semillas que se siembran y dan fruto cuando el campo que se ha transitado para llegar a él es un camino espiritual.
El Reiki no es un ansiolítico que quita la ansiedad, no es paracetamol para quitar dolores.
El Reiki es la semilla que da el fruto de la consciencia absoluta para poder entender los mensajes que el universo nos da a lo largo de ese camino espiritual que transitamos.
Yo recogí tus semillas de Reiki en un momento del camino en el que tu alumna se convirtió en mi maestra, y hoy yo me dejo asombrar por tus acciones, tus preguntas y tus conocimientos como María, un día, supo recibirlas y transmitirlas.
El buen maestro da las herramientas adecuadas para que el alumno pueda volar lejos en lugar de anclarle a sus manos para que no pueda volar solo.
Mis palabras son tuyas, Manuel, gracias por hacerme reflexionar. Honro tu sabiduría y agradezco tu generosidad.
Espero que nuestros caminos se vuelvan a juntar en este mundo espiritual tan bello que nos rodea.
Jose María Escudero Ramos, maestro de la ASR