Crónica compartida en Revista Susurros de luz

Crónica compartida en Revista Susurros de luz

Recorriendo los pasos de mi infancia

Quizá sea añoranza, quizá sea que estoy envejeciendo antes de lo que jamás pude imaginar pero cuando pasé por allí, analicé el tiempo y la distancia como algo tan corto y efímero, las distancias no son las mismas, los minutos no van a la misma velocidad, los volúmenes son distintos…

Cuando uno es joven ve la vejez como algo lejano. Cuando mi hija nació, cambiaron en mí muchas percepciones, el tiempo, las noches son para dormir… hasta la próxima toma; los espacios encierran muchos peligros, los ángulos de las mesas, los enchufes…

La primera y más importante percepción que en mí cambió fue el sentido de la gratitud. La gratitud hacia mi madre, hacia mi padre. Todo sacrificio, todas esas noches sin dormir, toda esa atención… nunca será suficientemente grande, ni profunda, la palabra Gracias. El amor, el amor recibido que ahora puedo dar, el verdadero amor incondicional. La amo, no espero nada de María y cuando me sonríe, lo recibo todo. Igual que mi padre sentía por mí. Igual que mi madre siente por mí. Ahora, una vez divorciado, siento gratitud hacia la madre de María, por darme la oportunidad de ser padre en la versión que mejor sé, como lo hicieron conmigo mi padre y lo sigue haciendo mi madre. ¡Qué difícil es! Aprendo cada día, aprendemos, nos enseñamos con cada experiencia de vida.

Teniendo María nueve años tuve oportunidad de ir con ella a la urbanización en la que pasé esos días de la infancia en los que hacías volar tus sueños, a la vez que media casa. Allí viví desde los 6 hasta los 9 años.

Por favor, continúa leyendo aquí,  gracias…

Recorriendo los pasos de mi infancia

Nueva colaboración para Susurros de luz

Comparto la colaboración mensual que escribo para Revista Susurros de luz, editorial de agosto 2023.

 

Se puede ver el presente, el pasado y el futuro de una persona a través de los surcos que deja en sus manos el paso del tiempo.

Las huellas digitales son el presente; hay quien lee el futuro en las palmas de las manos; y el pasado se puede leer en las callosidades, en los surcos de las cicatrices o en las heridas no cerradas.

Todo surco, si no se cierra bien y permanece abierto, producirá con el tiempo una enfermedad, una infección por la que supurará el odio.

¿Cómo cierro una herida/experiencia que no puedo/quiero perdonar? No pensar en ello ayuda pero la herida está ahí y algún día se vivirá algo que hará resucitar esa experiencia no digerida.

Sigue leyendo aquí:

Editorial agosto de 2023- Surcos