Reflexiones de la vida que comparto en Susurros de luz

Esto que hoy comparto lo escribí hace tres años, pasó mientras intentaba hacer una gestión administrativa para la asociación Susurros de luz. Quería pedir que declarasen a la asociación de Utilidad Pública, para poder presentar todos los documentos debía obtener el Certificado digital. Para un analógico como yo, cualquier trámite en línea se convierte, más en ese momento de mi vida, en un suplicio.

Ayer, después del berrinche por volver a fallar en el segundo intento, me sentía un inútil: la situación me desborda_ pensé. Estaba hablando por teléfono con mi hija, contándole mis sentimientos.

Eran cerca de las 21:20 cuando escucho un ruido de agua cayendo.  Pensé que era en el patio, voy hacía la ventana del baño que da al patio, donde tenía ropa tendida, y me encuentro que por la lámpara del baño, la fuente de luz, cae agua a chorros y todo el suelo está empapado. La fuente de luz es ahora una fuente de agua, no, es un manantial.

«María, te llamo ahora» y colgué el teléfono.

Subo a ver a la vecina, una señora de 82 años que no sabe dónde está la llave de paso que pueda parar el caudal. Desam., que se encontraba ese día en Castellón, y yo, llevamos poco tiempo viviendo en esta casa y desconocemos muchas cosas, como dónde se encuentra la general del agua. Llamé al dueño del local de abajo, que hace de presidente de la comunidad de vecinos, me dice donde puedo encontrar la llave general y voy, presto, a cerrarla.

Cuando acabo de colocar cubos y toallas para que no se moje más el suelo de mi piso alquilado, subo a ayudar a la anciana. La pobre me dice «vaya día llevo hoy» y yo pienso «como le cuente el mío»… y continúa, «hace dos meses que murió mi marido, mis sentimientos se desbordan. Nunca nos había pasado algo así”…

Silencié mi mente, cerré mi boca, pedí permiso para poder darle un abrazo y haciendo gala de comprensión, empatía y colaboración me dispuse a secar el suelo de su casa, y de paso, sus lágrimas.

Tremendo. El universo ha unido a dos personas que por situaciones diferentes se sienten desbordados, y me ha dado una buena lección. ¿Tengo motivos para sentirme desbordado? Ahora me toca meditación, reiki y  tirar del hilo. ¿Para qué a mí? ¿Para qué ahora?

Al día siguiente subí unas garrafas de agua por si la necesitaba para asearse o cocinar y me ofrecí para subir una vez a la semana para leer algún libro juntos, o sencillamente a tomar un café.

Yo no soy bueno para la administración, yo soy útil para darme a los demás. Necesitaré más tiempo para conseguir el certificado pero no soy un inútil. Lo conseguiremos.

Aprendo de cada experiencia, no me volveré a desbordar, y menos por una fuente de luz que une almas.

Observando la vida solo puedo sentir gratitud y amor.

Escribí esto en su momento porque para mí resultó ser una gran lección de humildad y lo comparto ahora porque justo hoy me he encontrado este documento en una carpeta perdida en el archivo de mi ordenador portátil.

En su día no lo compartí, no sé porqué, imagino que entonces me sentía desbordado.

 

La vida me desborda

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